martes, 16 de noviembre de 2010

VII Certamen Ataecina 2º premio

TESTIGO MORTAL DEL TIEMPO


Palabras del loco escritas en su tumba antes de morir


Primavera, corta edad:

alas de una golondrina.

La tristeza en cada esquina,

asedio de soledad.

El sueño, una eternidad

de golpes en mis sentidos.

Los dioses están dormidos;

desde allá no se regresa.

No tengo pan en la mesa,

soy hijo de los olvidos.


La muerte con su guadaña

cazando al sueño y al pobre,

sólo tengo agua salobre,

un solo brazo, la maña

de no dormir, una extraña

sensación que me domina.

El grito del que termina

de hacer el amor, un verso.

Soy polvo en el universo,

me emborracho en una esquina.


Los proxenetas, la droga,

el engaño, la miseria;

el pobre ya sin arteria,

a guillotina, la soga.

El burdel, la guerra en boga;

yo sin futuro, sin metas;

el azar, las indiscretas

miradas de los vecinos.

Roma con sus cien caminos,

el cojo de las muletas.


La joven que vende todo,

el honrado que te roba,

el noble rostro, la escoba

moderna de bruja, el lodo

hasta el pecho sin un modo

de encontrar el paraíso.

Los pobres lamiendo el piso

y mi dios de vacaciones.

Ya no escucho las canciones.

No soy yo, soy un occiso.


Y nosotros los extraños

sin saber cuando se parte.

Hay más humos de esta parte,

dolor de varios tamaños.

Ya no anhelo los escaños

futuros, cambia la vida

por la muerte y el suicida

se masturba en Notre Dame.

¿Qué somos, acaso un clan,

una tribu fratricida?


Una sombra disparada,

el vino que hace olvidar,

la promesa de parar

tanta mentira, la espada.

No hay pupila, no hay mirada;

me quedo sin corazón.

El rico va a su mansión,

el pobre vuelve al chiquero;

la barrera del dinero,

esta globalización.


A veces me desespero:

Dios adónde, adónde Cristo.

No puedo callarme, insisto;

descanso en el basurero.

Mentir es un buen agüero;

el honor está en desgracia,

la ayuda es sólo falacia;

hay alud de corrupción

y un soplo de Armagedón

nos deja sin democracia.


Conspiran los inmortales

bíblicos, no me equivoco.

El parque es un sitio loco

entre hojas homosexuales.

Se mienten los ideales,

se orina sobre el hermano;

ser citadino o aldeano

nada importa, estoy en paz

conmigo y sin antifaz

soy miserable y profano.


Hay un joven que murió

ayer por lanzar un dado.

No sé quien soy, he tratado

de no cambiar, de ser yo.

Mi hermano me disparó;

la muerte viene sin sexo.

Estar vivo es sólo un nexo,

un sitio de transición.

Ya no vale la oración,

mi ojo es un lente convexo.


Qué voy a hacer sin memoria,

de qué sirvió el celibato;

la campana en arrebato

anuncia el fin de la historia.

Y yo sólo con la gloria

de olvidar cada lección.

Sin Julieta en el balcón,

ciego entre el hambre y el frío;

salto sin miedo al vacío

y grito; traición, traición.



Testigo mortal de un sueño


Segismundo, adónde vamos

sin brújula ni heredad,

por qué tanta falsedad

en el corazón llevamos.

Todo es un sueño, avanzamos

a ciegas entre despojos.

La vida tiende manojos

de insalvables pesadillas

y estallan las manecillas

del reloj en nuestros ojos.


Somos estrellas fugaces

de un cielo que no soporta

tanto agravio y es muy corta

nuestra ilusión. Incapaces

de excomulgar los disfraces

de nuestro rostro. Hacia dónde

vamos, por favor, responde;

todo es sueño, pesadilla,

siempre estás en la otra orilla;

tu sombra pasa, se esconded.


Somos sueños, vanidad,

aves sin rumbo en el viento,

sombra fugaz, un intento

de culpa ante la verdad.

No existe la eternidad,

yo existo, soy un testigo

mortal del tiempo, un abrigo

olvidado en el andén.

Espérame, yo también

prefiero escapar contigo.



Otras palabras del termino.


Qué hacer con esta promesa

cuando nos tienta el suicida.

Qué hacer con esta prohibida

solución en la cabeza.

Cómo espantar la tristeza

y partir siendo testigos

mudos, si los enemigos

destruyen nuestros papeles.


Cómo abjurar de ser fieles

si el rostro de los amigos

arde en la crucifixión

a el viento que los sepulta,

cuando alguien nos catapulta

a un vórtice de traición.


Cómo invocar el perdón

ante tanta iniquidad.

Cómo esgrimir la verdad

cuando la nostalgia estalla.

Cómo escapar cuando calla

la voz toda libertad.


Agustín R. Serrano Santiesteban

(Segundo clasificado en el VII Certamen de Poesía del Colectivo Ataecina)

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